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Una Manzana en la Nevera, de Sandra Sánchez
Hay frutos poéticos que no son pecado.
Una manzana en la Nevera.
Hay frutos poéticos que no son pecado.
Se hielan en el interior del corazón, cuando regresamos al dolor, a la incomprensión, a la soledad. También se queda helado el corazón esperando que alguien se acerque y muerda, con la pasión suficiente para que despierte de nuevo nuestros sentidos.
Están ahí delante de nosotros, y pasamos de largo. Abrimos la nevera intentando seleccionar el sentimiento. o la necesidad que nos embriaga, intentando enmascarar la debilidad humana. Y olvidamos que lo esencial está delante, justo delante de nosotros.
“Si no puedes ser fuerte, pero tampoco sabes ser débil, serás derrotado.”
Esta frase de SUN TZU, me ha venido casi inmediatamente en este momento. A veces nos cuesta enfrentarnos a nuestros miedos, inapetencias, a nuestro desvarío, hablarle admitiendo que existe y que es preciso tenerlo siempre presente. Quizás esta sociedad tan material, o tan individualizada en muchos momentos, donde se nos enseña a competir, irrumpe con fuerza, obligando al poeta ponerse delante de la realidad y sea capaz de trasmitir esa falsa dicotomía, ser un encantador de utopías.
Este es la primera idea que me deja el libro de poemas, que acabo de leer de Sandra Sánchez “Una Manzana en la Nevera” PieEdiciones, 2017.
En muchos pasajes del libro ,me he sentido en un supermercado a la vista de todos y que no sabe qué puede pasarle, a qué manos irá a parar, qué gesto, qué mordisco, que instante dejará de existir, de ser o quedará incompleta.
IKEA
“He comprado un corazón
y lo he armado con paciencia.
Me lo quedo, venía roto.”
Dice su prologuista el poeta Pablo Malmierca, que el libro comprende tres conceptos:
La idea de identidad: el conocimiento de uno mismo a través del mundo que nos rodea.
El amor: lo carnal, el instinto, el placer, el desamor, la caricia.
La mirada de mujer: el concepto, la vivencia, el viaje de la autora a su propio yo.
Significativo es el comienzo del poemario con 4 grandes citas de 4 maravillosas mujeres escritoras y poetas, ya nos indica esa mirada y esa visión personal del recorrido que vamos a realizar: Sandra mujer, poeta, persona, ser humano…
El libro es pura filosofía, es pura vivencia, conocimiento, búsqueda, arriago o desarraigo. Esta manzana, que es el mismo corazón expuesto ante la vida:
“Si soy Yo fruto del pasado:
dónde se ha quedado la flor,
dónde la rama,
dónde el tronco, la semilla y la tierra,
dónde…”
Un exposición que no la debilita, que no aparta; que acepta, asume, descubre, asimila.
Especial es su poema Patitos Feos donde expresa:
“Escribo versos malos, ni siquiera
tienen arte ni métrica correcta.
Luego pienso que son míos,
y es cuando los quiero,
como quieren las madres a sus hijos,
aunque les salgan feos.”
Su lenguaje es directo, un flash casi inmediato, conciso. Hablando en primera persona, una autoafirmación emocional. Un autoconcepto poético, su voz única e indivisible desde percepciones internas y percepciones de otros: Sueños, fantasías, ideales, placeres…Cómo se ve a sí misma, cómo se muestra a la sociedad y qué nivel de satisfacción tiene con su apariencia, expectativas, valores, virtudes y metas que son relevantes para ella.
“Luce radiante, hoy la lluvia,
y a mi me gusta,
porque puedo llorar sin que se note.”
Nos proyectamos en la realidad. El poeta tiene la sensibilidad de poder trasmitir y hacer palpable en el papel las emociones que escribe, y unir al lector en ese universo. Sandra Sánchez lo hace desde el principio con esa brevedad tajante, desgarrándose las vestiduras y quedando desnuda frente a ese armario, estante, nevera que simbólicamente es la propia vida.
Pero esta manzana tiene miles de sabores, falta hablar del amor. El apetito frente al desamor, al amor carnal, al sexo: pero también al cariño, a la ternura, a la espina, a las caricias, a la unión.
TENTACIONES
“Guardo en la nevera la manzana prohibida
por si aún llegaras a tiempo
de jugar a ser Eva,
por si tuvieras aun en tu mirada
la misma tentación de hace diez años,
por si quieras-en un ataque de locura-
sacarme a mí del Paraíso.
Y mientras la serpiente ya se ha hecho
un sitio en el sofá,
yo guardo la manzana en la nevera.
Hay mordiscos que ya no son tan tentadores
bocados que no saben tan jugosos,
lo se bien.Pero, por si alguna vez quisieras
conocer otros Edenes (quien sabe)
-que sepas-
que aun guardo para ti
una manzana.”
La mirada del amor en algunos poemas es dura, sobre todos aquellos que hablan de ruptura. La ruptura para Sandra es un hecho consumado; las espinas que deja este amor es un “sexo consentido”, algo brutal que queda al descubierto; es imposible saltarlo u obviarlo. Es la lucha del ying o del yang, es la manzana envenenada de la madrastra: el amor cálido de los primeros años sucumbe al mordisco de la rutina, de la adversidad, de las espinas y el desamor es demasiado frío y ausente como esas paredes gélidas donde se queda perdido.
“Al cerrar la puerta por afuera
dejas dentro de esta casa el tiempo detenido…”
“Regreso a cada poco a esos lugares
comunes en los que te conocí;
a esa pleamar de miradas
en la playa,
a ese gesto tímido entre aromas
de café,
a ese roce disimulado
de las manos en el asiento
de algún banco en aquel parque.
Es en este instante donde renace con fuerza.”
En definitiva, descubrir a Sandra ha sido un lujo, con una poesía valiente, una poesía clara, que invita a quedarnos en todas las esquinas de la vida, a la comprensión de su mundo: de cómo amamos, vivimos, morimos a diario. Pero sin retroceder, sin miedo, sin ansia. Una calma tan fría como aquella que despega de una nevera, esperando que cojamos este fruto poético, libre de pecados, y lleno de condenas.
Gracias Sandra.
Sobre la autora:
Facebook:
https://www.facebook.com/SandraSanchez1971
Página del libro:
https://www.facebook.com/UnaManzanaEnLaNevera/
sobre la editorial:

SANDRA SÁNCHEZ
11 febrero, 2019 at 12:32 pm
Isabel, creo que no había leído este artículo… Muchas gracias de corazón.
Un abrazo fuerte!
Sandra.