Literatura
Cuántos segundos necesitas
para ser lo que escondes
El sonido correspondiente al girar de la llave al otro lado de la puerta, duró unos tres segundos en los que cayó una hoja marchita del único ornamento de la habitación, una flor que contrastaba con la rudeza de la cama desnuda y una mesa sin sillas.
Él se movía nervioso y casi compulsivamente, buscando algo entre los inexistentes objetos del cuarto, recorriéndolo en apenas una zancada con sus fornidas y peludas zarpas. Las negras y afiladas uñas rozaban el mármol del suelo y los ojos, inyectados en sangre, saltaban inquietos por todos los rincones de aquellos treinta metros cuadrados.
Finalmente, en el último segundo y cuando terminaba la última vuelta de la cerradura, de un brinco, se abalanzó hacia un pequeño frasco caído junto al pie de la cama y bebió su contenido de un trago.
Cuando la puerta se abrió, ya había recuperado su forma humana.
– Buenos días, cariño.

Ilustración de Virginia Asbert (@virginiaasbert)
Nos regodeamos tras lo que ocultamos
como el secreto que nunca tuvimos
y retorcemos las realidades en función
de nuestros propios intereses.
Nunca estamos seguros
siempre tenemos unos ojos en la nuca
preparados para atacarnos
incluso cuando nos sabemos solos.
Y a veces la vida cambia en tres segundos
y a veces la muerte se nos antoja amable.
En ocasiones nos perdemos a nosotros mismos
y en otras hallamos una verdad excesiva.
by Úrsula Vega.

Javier
21 mayo, 2018 at 8:04 pm
Me encanta! Muy buen trabajo. Lo comparto.
Rafael Las Heras
21 mayo, 2018 at 7:10 pm
Me encanta, es mágico.