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De noche
¿Puede ser emocionado todo el instante?
De noche prendemos la mezcla, iniciamos sintetizadores y aullamos de puertas para dentro, se escuchan sólo los pulsos de la sangre en estampida. ¿Pueden ser estas horas un salvoconducto hacia otro mundo, un transporte de señales necesarias, entrañables, penetradas de tibios núcleos?
De noche es cuando llega el placer a rompernos, de pronto se hace de día, un lento amanecer va creando visiones vaporosas que nos acercan al sueño, bailando irresistibles en la periferia del ojo, burlando los esquemas del espacio y del tiempo, tejiéndose la razón del día sobre una madeja de actos fallidos. Lo Real; refugio de la ficción.
De noche se siente cómo van volviéndose cada vez más ajenos ciertos motivos, inextirpables creencias, tal acoso de las fantasías. Entonces se quedan con nosotras sólo los mapas antiguos, esos que no muestran cómo llegar con exactitud pero nos dicen a dónde queríamos llegar. Mapas sin territorio, gestos sin espejo, días sin sombra. Luz cegadora de días sin sombra.
A la vela de la noche y sin sueño, aparecen certezas que interrumpen un comienzo traslúcido para nuestros ojos entallados. Amanece. Vidriamos la mirada, prendemos la mezcla.
¿Puede ser emocionado todo el instante?
Cada día
somos eternas
cada día
morimos,
rompiendo un mundo como quien quiere nacer
pero sin saber aún hacia dónde
