Literatura
«Mi sobrenatural». Margarita Regalado
Tus ojos brillan como la mañana
mientras plantas rosas sobre mi pecho
y descubres caminos en mi espalda.
Nos acompaña tan solo el silencio
(el refugio de una puerta cerrada),
roto por naturaleza y respeto:
el choque, los suspiros, las palabras.
Disfruto del banquete de tu cuerpo:
las manos atrás, la frente bien alta,
las rodillas contra el sólido suelo
y una sonrisa triunfante en mi cara;
tu olor se pega a mi piel, a mi pelo,
la fuerza de tu gravedad me atrapa;
puedo rechazarla, pero no quiero.
Tus manos se aferran a mi abundancia,
se abren camino, te buscan un hueco;
sacias tu sed bebiendo de mis aguas,
saboreas mi calor con tus dedos
y muerdes en mis labios la manzana
que nunca fue más que conocimiento,
esa curiosidad nunca saciada.
Y si el azar ha causado el encuentro
de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
si tenemos en nuestra contra al tiempo,
si el dolor tiene fecha de llegada,
razón de más para que disfrutemos
de nuestra breve pero intensa alianza.
